domingo, 6 de marzo de 2011

LA LEYENDA DEL DORADO

INTRODUCCIÓN
Roberto Vieira

Entre los cursos que ofrece nuestra escuela SWI encontramos el de Español y Cultura Colombiana. La cultura de un lugar está conformada por diversos elementos que se unen para dar forma a un modo de pensar y un modo de vivir. La Cultura Colombiana está construida con base en tres grupos humanos que se mezclaron en este territorio: los indígenas nativos de estas tierras, los españoles que llegaron de Europa, y los negros provenientes de África. Hoy nos vamos a centrar en el componente indígena, naturales de estas hermosas tierras, y los orígenes de la bien conocida Leyenda del Dorado, mito que no muchas personas saben tuvo como base una ceremonia que se hacía en el territorio de los indígenas Muiscas, hoy Colombia.

LA LEYENDA DEL DORADO

Cuando Gonzalo Jiménez de Quesada, abogado español que fundó a Bogotá en 1538, llegó a territorio de los Muiscas en el centro de Colombia, comenzó a escuchar historias de una ceremonia que se hacía en una laguna y que era realizada por un Cacique, jefe indígena, que estaba completamente cubierto de oro. Por otro lado, Sebastián de Belalcázar, capitán del conquistador de Perú, Francisco Pizarro, viajó hasta Quito (Ecuador) buscando encontrar tesoros similares a los que había encontrado Pizarro en el Cuzco. Sin embargo, no encontró lo que esperaba, pero uno de los indígenas capturados “le habló de un jefe al que llamaban Dorado por la gran cantidad de oro que poseía, y cuya tribu se encontraba en una región situada al norte” (Colombia). Todas estas historias que escuchaban los españoles que llegaron a América sobre “el indio dorado”, “el hombre dorado”, y que contaban cuando regresaban a España, comenzaron a convertirse en un mito en el cual no sólo había un jefe indígena dorado, sino también una ciudad de oro, con calles y casas doradas, y con personas que tenían vestidos de oro. España tenía en esos momentos grandes problemas con su economía, y naturalmente esta leyenda que se fue creando y que se creyó como algo real, se convirtió en la posible solución a todos los inconvenientes de los habitantes de la península y surgió entonces la fiebre del Dorado.

Pero veamos cual es la verdadera historia que fue base para la Leyenda del Dorado. Complementaremos las narraciones de varios cronistas y la de Juan Rodríguez Freyle, escritor bogotano de la colonia, autor de “El Carnero”. Cuentan ellos que en la laguna de Guatavita, al norte de Bogotá, los indígenas construían una gran balsa de juncos. Antes del amanecer, las montañas que rodeaban la laguna se llenaban de indígenas que se vestían con brazaletes, narigueras, orejeras y adornos de oro. También prendían varios fuegos para quemar plantas sagradas. Un grupo de indígenas importantes y sacerdotes traían entonces al Cacique que desnudaban y untaban con un ungüento pegajoso sobre el que soplaban polvo de oro. Cuando estaba completamente cubierto de este precioso metal, subía a la balsa con unos sacerdotes y cuatro jefes principales, que del mismo modo estaban desnudos y adornados con plumas, brazaletes, narigueras, y orejeras doradas. Cerca del Zipa (título del Cacique) colocaban mucho oro, vasijas de este metal y esmeraldas. Estos jefes y los sacerdotes se sentaban pero el Zipa iba de pie en la balsa. Cuando llegaban al centro de la laguna, esperaban que comenzara a salir el sol y el Cacique hacía su ofrecimiento arrojando el oro, las vasijas y las esmeraldas al agua y luego se metía en la laguna. Los sacerdotes y jefes principales también hacían su ofrecimiento, y después la balsa regresaba a la orilla en medio de los gritos y alegría de todos los indígenas que tocaban sus instrumentos y cantaban. Esta ceremonia se hacía cuando comenzaba a gobernar un nuevo príncipe, y al unirse con otras historias de otros lugares de Latinoamérica se transformó luego en la Leyenda del Dorado.

Bibliografía: 1. El Carnero, Juan Rodríguez Freyle. 2. El Regreso del Dorado, Inmaculada García Guadalupe.

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